Nos oponemos a los grandes bosques que extienden sus
tentáculos silvícolas y chupan sangre del jardín obrero. Somos de una familia
de luciérnagas que encienden sus fugaces farolillos al pie de las manzanas y
duraznos. Daremos testimonio contra el tigre destazador de las joviales cabras,
y contra las serpientes invasoras que lanzan de los ríos y lagunas a las
pequeñas ranas campesinas. Comprendemos la pena de los nidos, donde en cada
polluelo ya se escucha la escala musical adolescente. Y el pan que en nuestra
casa no tocamos y limpio y sin ultraje permanece, es para esa ternura
proletaria del indio que les da a sus alimentos, mientras suenan las flautas de
carrizo, la morena sazón del abandono. El día en que las últimas alondras alcen
un tribunal contra las fieras, acudiremos con la ley agreste, con los rurales
códigos escritos por el gorrión en hojas de centeno, contra el sol y la lluvia,
contra el frío, la desnudez el hambre y el despojo, porque hemos visto a las
pesadas águilas devorar su salario al colibrí.
3
COMENTARIOS:
1.
1.
gracias amigo, amo la poesía y
disfruto con todos sus amantes de las palabras que recorre el poeta, un abrazo
2.
Olá Lucia!
Em retribuição a sua Amável visita e
mais nova Amizade, estou passando por seus
lindo blogs, já seu Amigo também!
Saúdações do Brasil!
Adriano.
Em retribuição a sua Amável visita e
mais nova Amizade, estou passando por seus
lindo blogs, já seu Amigo também!
Saúdações do Brasil!
Adriano.
Permite mi modesta opinión y espero esta no empañe tan exquisito post.
Saludos.