Mi juventud no fue sino un gran temporal
Atravesado, a rachas, por soles cegadores; Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros Que apenas, en mi huerto, queda un fruto en sazón. He alcanzado el otoño total del pensamiento, y es necesario ahora usar pala y rastrillo Para poner a flote las anegadas tierras Donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas. ¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño, Hallarán en mi suelo, yermo como una playa, El místico alimento que les daría vigor? -¡Oh dolor! ¡Oh dolor! Devora vida el Tiempo, Y el oscuro enemigo que nos roe el corazón, Crece y se fortifica con nuestra propia sangre.
CHARLES BAUDELAIRE
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Taller de Poesía coordinado por Lucía Serrano: poeta y psicoanalista, miembro de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero Internacional.
domingo, 27 de abril de 2014
EL ENEMIGO
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