MUÑECOS
Aquella niña comenta
la vida concreta de muñecos
sin pensar
si son sordos o mudos.
Con los ojos abiertos
y brillantes
la reunión es ella,
un charlatán insoportable
del lenguaje habitado.
Los muñecos van y vienen
para no querer voces deshabitadas
de los adultos.
NORBERTO DEMARCO
CUENTO QUEJOSO
Cuento quejoso.
Fatiga.
Gritos al oído insignificante
inundan,
hasta un ruido denotado
por mirada súbita.
Camino atrapado,
en la propia respuesta.
Márgenes posibles
de la trama,
una sola palabra suficiente,
multiplica la construcción
hacia un encuentro distinto.
Aventura entre los cuentos quejosos
pasan adelante.
Lo escrito no se equivoca.
La vida es imborrable.
NORBERTO DEMARCO
MEMORIA
VERDE
Diluido
en el aire.
Devorado
en el asfalto.
Perdido
en tardes vanas,
en
noches que se alargaban
en
mañanas ahogadas;
ruidos
para tapar los silencios.
Irrumpe
para crear desde la nada,
trepada
al concreto
respira,
baila
hiere
despierta,
natural
como la muerte,
la
verdad,
memoria verde
nos señala.
RICARDO GUIMARAYNZ
NADA
QUE DECIR
Ninguna
palabra
Ni
actos
Ni energías
Ni fantasmas
Ni ilusiones
Ni necesidades
Ni sueños
Nada
que decir
Un
silencio prolongado
es
la muerte amor, ha llegado.
RICARDO GUIMARAYNZ
OTRAS
QUIMERAS
Tiempo de falsedades, autoengaños,
sordera espiritual, anestesia.
Ídolos con miradas impiadosas
dioses del status parodiando el amor.
El tren de la vida
arrastrando el vagón de cola atiborrado
de soberbios con quimeras de triunfo.
Mercaderes comprando almas sin piedad
mientras en la ausencia suprema
los arcanos infinitos
aumentan el vacío interior.
Tiempos rodeados de fuego fatuo
las entrañas ardiendo
la búsqueda hueca
el encuentro débil
la piel cansada, gastada.
Nos vemos pasar
tratando que nuestras huellas no se borren.
Fuimos cerillos encendidos en la noche,
brillantes y efímeros.
Nuestros dedos quemados no resisten el pasaje,
la herida no cierra después de la caída
porque se le pega la sal.
No nos reconocemos desde los años vividos en Gomorra.
No miremos atrás hermosa mujer bíblica.
Apartemos los temores,
sigamos subiendo por la senda.
Apegarnos al pasado puede ser temible,
vivir hoy anuda la garganta.
No dejemos el sendero hermana,
¡No dejemos el sendero!
EDGARDO D'ALVIA
COMO SOMBRA
Estás siempre a mi lado
COMO SOMBRA
Estás siempre a mi lado
cada vez más cerca
te siento como parte de mí
pareciera que me liberas,
en realidad me destruyes
¡muerte implacable
me acompañas como sombra!
EDGARDO D'ALVIA
EL
MAR INFINITO Y SU BARCAZA FEA
He
aquí un mar infinito,
flamea
sobre su pecho una barcaza enclenque
torpe
intenta navegar la espera.
La
marea majestuosa escolta sus velas
por
debajo las olas se anudan, se pelean.
Un
séquito de espuma lo rodea.
Mira
el mar infinito y su barcaza fea.
NORA CÓLIVA
OSCURO
ARRABAL
Es
la luz de un farol
reflejada
en el charco
del
adoquín desparejo.
Tiempo
aquel, de taconeo y tango
canturrear
de las parejas.
Una
mujer se aprieta
en
un giro.
Y
él, que al bailar la posee
levanta
el mentón y finge
con
aire displicente…
que
habrá otros tangos, otra gente,
otra
mina, otro barrio
otro
presente.
Mientras
su corazón golpea
un
compás de afecto permanente.
NORA CÓLIVA
FUI
LA MÁS HERMOSA
Fui la más hermosa
PATRICIA DIZANZO
AMANECE LA FURIA
AMANECE LA FURIA
Ojos azotados por la primavera
sumisos y constantes
enfocados en la lejanía
posible de soportar.
Esquivos a la lujuria
a la sed insaciable de las bestias
que reposan al costado del camino
susurrando persistentemente.
Palabras que se repiten
para no escuchar la invitación
al delicioso averno
del que ya no habrá regreso.
Espanto que aparece
rechazando lo deseado
amarrado a las pupilas
sedadas por la ley.
Infeliz inocencia
de aquel que observa la quietud del mar
pensando que en sus profundidades
no amanece la furia.
PATRICIA DIZANZO
El
tenue resplandor de tu mirada
derramando
mañana,
no
avistó imperfecciones ni derrotas.
Abrió
senderos de incalculable belleza
para
quienes quisieran volar sin alas.
Un
escenario perfecto, donde los sueños
nada
supieran del ayer y nada del mañana.
Un
constante forjar cada día.
JORGE MONTIRONI
DOCUMENTO
DE SAL
Documento
de sal en mis labios,
agravan
la tragedia de días aciagos.
La
luz fue enceguecedora
para
un espíritu abierto a la aventura.
Alma
torturada por el silencio,
amó
los rasgos soleados de los encuentros.
Fue
en busca de la pócima
que
alegre sus días en la tierra.
Transformó
con mil piruetas,
saltos
mortales del deseo,
tanta
lejanía.
JORGE MONTIRONI
(coordinación
LUCIA SERRANO)
No hay comentarios:
Publicar un comentario