Taller de Poesía coordinado por Lucía Serrano: poeta y psicoanalista, miembro de la Escuela de Psicoanálisis y Poesía Grupo Cero Internacional.
lunes, 28 de diciembre de 2015
sábado, 19 de diciembre de 2015
miércoles, 9 de diciembre de 2015
POEMAS DEL GRUPO DE ESCRITURA TIGRE (coordina LUCIA SERRANO)
AUSENCIA
Extraño
deseo imposible,
vacío,
ausencia.
Ajena
lejanía.
Norberto Demarco
ÁRBOL
Árbol,
madera natural,
estética
imposible.
Savia
que recorre su cuerpo,
penetra
en la tierra,
se
alimenta de ella
hasta
su máxima altura.
Iluminada
energética
en
todas sus partes.
Hojas
al viento,
sombras
del atardecer,
crepúsculo.
Todo
continúa.
Norberto
Demarco
EL REGRESO
Espero tu regreso
mientras se acerca la
noche.
Mi soledad atisba
un gesto amoroso
hasta el abrazo,
fantasía esperanzada
cargada de recuerdos.
Edgardo D’Alvia
¿QUÉ SERÁ?
¿Qué nos mantiene vivos?
¿Es el nuevo día con su
ilusión a cuestas o es la sonrisa complaciente o la palmada en la espalda?
¿Tal vez la tarde
apacible con su arboleda al viento
o la quietud de la
madrugada?
¿Es el zorzal, incógnita
sonora, que nos acompaña
o el campanario sonando a
maitines
o las palomas juntas,
buscando espacio?
¿Tal vez las voces de
los nietos
o de los hijos cercanos
o lejanos
o las tipas con sus
troncos negrísimos?
¿Serán los pescados
rígidos sobre el hielo de la pescadería
mirándonos sin ver con
sus ojos
vidriosos, llorosos?
¿o la música que sale de
los parlantes,
tan lejana, tan a
nuestro lado,
o las baldosas flojas o
rotas
que nos obligan a mirar
al suelo
para no ver los
nubarrones de tormenta
que se avecinan?
¿o es el aniversario de
estar juntos
tantas décadas cargadas
de desafíos,
o la próxima vocación
con sus descubrimientos
insólitos?
¿Tal vez las reyertas
familiares
para lograr un pedacito
más de amor,
o la tristeza de no ser
jóvenes
con la envidia cargada
de deseos?
¿o será Dios, con su
gran amor de creador infinito, preservándonos de tantas muertes implacables
e inútiles que nos
rodean?
Edgardo D’Alvia
EL MAR INFINITO Y SU BARCAZA FEA
He aquí un mar infinito,
flamea sobre su pecho un barcaza enclenque
torpe intenta navegar la espera.
La marea majestuosa escolta sus velas
por debajo las olas se anudan, se pelean.
Un séquito de espuma la rodea.
Hay un mar infinito
y una barcaza fea.
Nora Cóliva
EL DÍA QUE YO ME MUERA
El día que yo me muera
no quiero
lamentos
ni recuerdos
ni flores
ni testigos de algún día cuando fui feliz.
No quiero anécdotas compartidas
con detalles obsoletos.
No quiero relatos de mi vida
ni reflexiones sobre mi.
Nadie ha sabido quien soy en realidad
y eso es mérito mío.
Nora Cóliva
DESPEDIDA
Entre copas de vino
y profundas carcajadas
dejaste el aroma de tu
piel
en el alma de mis
suspiros.
Fuiste la hora
inconveniente
en el día apropiado.
Un recuerdo familiar,
la paz del infierno
conocido.
Eres la ausencia de mis
propios fantasmas.
El segundo de ira que
aplasta
cada una de las horas
compartidas.
Hoy sé que te has dejado
capturar
por el murmullo de tus
sombras.
Guardaré ese abrazo
cálido en el que soñé
encontrando por un
instante la calidez del sol,
el brillo de la esperanza
y volveré por el camino
recorrido.
Esta vez soltaré tu mano
sabiendo que es el
último paseo.
Patricia Dizanzo
MIGAJAS
El frío de la primavera
yace adormecido
bajo los pétalos de las
rosas
del jardín de mis
recuerdos.
Perenne como el perfume
que dejaste olvidado
en los surcos de mis
mejillas,
despiertan los recuerdos
cada vez que asomo mis
ojos
a la sombra que mantiene
vivo
al sonido de tu voz
en el oasis de mis oídos.
Duermo envuelta en lo
que no ha sido.
Y construyo un sueño
con las migajas de cariño
que aún permanecen tibias
en los bordes de mi alma.
Patricia Dizanzo
SUEÑOS
VERDADEROS
Frente
a los abismos profundos
la
dirección siempre es volar.
Sombras
apagadas,
sin
sueños verdaderos
aplastan
cualquier inocencia.
No
habrá perdón,
sólo
catástrofe.
Jorge Montironi
BRÚJULA
Las
estrellas que guían tus pasos,
se
apagan frente a furiosos temporales cósmicos.
Ninguna
grieta separa
lo que
siempre estuvo separando.
Tu
corazón cerrado,
tus
oídos cerrados,
tus
ojos cerrados,
tus
manos cerradas,
son la
grieta
que
imbéciles fracasados
multiplican
por miles
mientras
los miras por televisión
masturbando
tus ansias de odio y venganza infantiles frente a tu madre,
ocaso
pronto de espejismos pequeños.
Jorge Montironi
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