Sigmund Freud (Freiberg, 6 de
mayo de 1856)
“Cuántas
veces he pensado en mi poeta durante estos tiempos vacíos.”
Sigmund Freud, 19-9-39
Sigmund Freud, 19-9-39
Sigmund Freud (Freiberg, 1856 - Londres, 1939) Neurólogo austríaco,
fundador del
psicoanálisis. El hombre que habría de revolucionar la psicología
clínica y la psiquiatría se inclinó relativamente tarde hacia el estudio de la
medicina. Se matriculó en la Universidad de Viena (su familia se había
trasladado a la capital austríaca en 1859) tras la lectura de las obras de
Darwin y de un ensayo de Goethe.
Graduado en 1881, se interesó al
principio por la fisiología del sistema nervioso y la anatomía cerebral.
Obtenida en 1885 la habilitación para la enseñanza libre de la neuropatología,
se dedicó, no obstante, muy pronto a la psiquiatría, y marchó aquel mismo año a
París para seguir los cursos de Jean-Martin Charcot en la Salpêtrière,
estudiar sus teorías y familiarizarse con las técnicas hipnóticas empleadas por
el maestro en el tratamiento de la histeria y de otros trastornos nerviosos.
Sigmund Freud
Vuelto
a Viena (1886), contrajo matrimonio con Martha Bernays, y luego regresó, aun
cuando por breve tiempo, a Francia, a fin de aprender en Nancy los métodos
hipnosugestivos de cura del neurólogo Hippolyte Bernheim. De nuevo en su
patria, y no demasiado satisfecho (el hipnotismo terapéutico no resultaba fiel
y la etiología del histerismo no quedaba explicada, ni curada), se interesó por
el sistema seguido antes por un colega mayor que él, Josef Breuer, en la
curación de una joven histérica mediante el empleo del hipnotismo, no ya para
anular los síntomas, sino para superar las inhibiciones de la paciente y hacer
aflorar detalles de su vida pasada (método "catártico") que, pese a
poseer una relación causal con tales síntomas, habían sido fuertemente
reprimidos y olvidados. Sigmund Freud trabajó en el mismo sentido y publicó en
1895, con Breuer, Estudios sobre la histeria (Studien über
Hysterie). El sistema contenía en germen la terapéutica psicoanalítica y
había aclarado algunos puntos clave: la existencia de conflictos ideoafectivos
inconscientes como premisas y causas de una condición neurótica; el traslado,
en el síntoma, de energías psíquicas no liberadas; y, finalmente, la
posibilidad técnica de un retorno de la afectividad atascada a sus vías
normales de flujo. Se presentaban, no
obstante, dos problemas: primeramente, la necesidad de una técnica menos
insegura que el hipnotismo para la debilitación de las inhibiciones y la
evocación de los recuerdos; en segundo lugar, la clarificación de la naturaleza
de las emociones y energías psicodinámicas en juego. A la primera cuestión
respondió Freud con la sustitución de la hipnosis por la técnica del
relajamiento y de las "asociaciones libres", en la que el paciente es
invitado a hablar con absoluta libertad de cuanto llega a su mente y a vincular
una idea con otra sin un orden establecido previamente; solucionó la segunda
admitiendo en buena parte la naturaleza sexual de las emociones relacionadas
con las situaciones olvidadas.
Freud en su estudio
Llegados a este punto (1896-97),
Breuer y Freud acabaron por separarse. Había nacido el Psicoanálisis freudiano, entendido como
técnica de exploración del inconsciente, y también como psicoterapia y como
teoría psicológica general. Freud descubrió sucesivamente que los contenidos
alejados de la consciencia ("removidos") podían expresarse no sólo en
los síntomas neuróticos, sino asimismo en otros aspectos no meramente
patológicos, y sobre todo en los sueños (a cuya interpretación dedicó una obra
fundamental, La interpretación de los sueños, 1900) y en muchos
actos insignificantes de la existencia corriente (Psicopatología de la vida
cotidiana, 1904).
La sexualidad del adulto le pareció
condicionada, singularmente en el neurótico, por hechos y experiencias de la
infancia; de la evolución del impulso sexual a partir de la primera infancia
trató en la obra Tres contribuciones a la teoría sexual (1905).
Más adelante, Freud estableció la psicodinámica de los conflictos del inconsciente
en la interacción de tres componentes psíquicos de la personalidad: el Ello, el
Yo y el Superyó, cuya naturaleza y función describió en varios textos de su
madurez: Más allá del principio del placer (1920), Psicología
de las masas y análisis del Yo (1921) y El Yo y el Ello (1923).
Al principio creyó que a los
instintos sexuales se oponían impulsos de conservación o autoafirmación, que
denominó instintos del Yo; posteriormente describió los conflictos instintivos
fundamentales en términos de amor y destrucción (pulsiones de vida o Eros y
pulsiones de muerte o Thánatos). Ciertas relaciones entre las manifestaciones
neuróticas y las costumbres de los pueblos salvajes le indujeron a estudiar
algunos problemas importantes de la psiquis primitiva; apareció así en 1913 la
obra Tótem y Tabú, que aclara varios de los más arcaicos mecanismos
del inconsciente.
Mientras tanto, diversos estudiosos de distintos países
habían comprendido el extraordinario valor de los descubrimientos de Freud y,
agrupados en reuniones, fundaron con él la Asociación Psicoanalítica Internacional
(1910) y las primeras publicaciones dedicadas exclusivamente al Psicoanálisis.
La notoriedad de Freud atravesó el Océano; en 1909, la Clark University
(Worcester, Massachusetts) consiguió que dictara una serie de conferencias.
Las lecciones que impartió
Freud en la Universidad de Viena durante los años de la Primera Guerra Mundial
fueron reunidas por él mismo en Lecciones de introducción al Psicoanálisis (Vorlesungen zur Einführung in die Psychoanalyse,
1917), completadas por una nueva serie aparecida en 1932. A 1926 pertenece un
profundo estudio sobre la angustia, Inhibición, síntoma y angustia (Hemmung, Sympton und Angst). En 1920, con sesenta y
cuatro años de edad, y después de haber pasado dieciocho años como encargado de
curso, Freud fue nombrado finalmente profesor ordinario de la Universidad de
Viena. En 1930 se le concedió el premio Goethe de la ciudad de Francfort.
Ocupada Austria por los alemanes (1938), Freud, que era israelita, se
vio obligado a expatriarse y marchó con algunos familiares y discípulos a
Londres, donde murió al año siguiente. En la última etapa de su vida consagró
una atención cada vez mayor a los problemas sociales, religiosos y políticos;
aparecieron así El malestar en la cultura (1930)
y Moisés y el monoteísmo (1939).
Verdadero gigante del intelecto y hombre de suprema integridad moral y
científica, Freud pertenece al exiguo número de aquellos sabios que han
transformado toda una cultura y cambiado el curso de la historia del
pensamiento.
Material subido por Norberto Demarco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario